Los primeros pobladores se establecieron en este territorio hace aproximadamente unos 300 años de N.E pertenecientes al grupo étnico de los finzenúes descendientes de los zenúes; los cuales se organizaron en la región formando pequeños poblados no muy distantes para así poder mantener su sistema económico del trueque, el cual se caracterizaba por el intercambio de productos. Estos pequeños poblados fueron: Chorroy, Pijiguay, Chengue, Vilut, Macajan, Cata y Macayepo.
Cata; poblado ubicado muy cerca al nacimiento del arroyo pechilin y enmarcado sobre unas vistosas colinas, se convirtió en residencia y centro de gobierno, de allí el cacique impartía su autoridad ante los demás caciques menores los cuales gobernaban en las poblaciones antes mencionadas, este territorio indígena fue visitado por primera vez en el año de 1509 por el español Martín Fernández de Encizo según lo relatado en sus crónicas. La organización política de estos pueblos se fue deteriorando, el último jefe que tuvo el cacicazgo fue Tarra o Tarroy. Con su desaparición decae su organización. Pocos años después llega la influencia colonizadora Española siendo los primeros; el colonizador Antonio de La Torre y Miranda y la encomendadora Doña Matía González y Galápago. Los cuales con otros españoles procedieron a poblar el territorio de los zenúes creando “Parroquias de blancos” organizando a la vez hatos y haciendas al lado de las ya influenciadas poblaciones indígenas, aprovechándose de sus habitantes ya que su debilitada organización se los permitió.
Ya establecidos los españoles en esta región constituyeron a Cartagena en centro de población de esta región. Los españoles se expandieron por toda la región; estableciéndose en Majagual, Caimito, en el año de 1770 y llegando de esta manera a la arruinada Catarrapa, Don Gabriel Mendoza, Don Manuel González y Doña Matía González y Galápago, ejerciendo los poderes concedidos por la Corona Española a sus colonizadores, como son: La explotación de tierra y el esclavismo indígena a favor de los mismos.
Regresando a una institución medieval la Corona Española establece el sistema de encomienda como consecuencia del poder que ellos ejercían sobre los indígenas, los cuales trabajaban para sus haciendas usando mecanismos de explotación y obligación. Y es así como verdaderamente en Cata nace el sistema de hacienda siendo las mas importantes:
La Oveja, Galápagos y Don Gabriel; las cuales en gran parte se constituyeron en la raíz del nacimiento de poblados, compuestos por aparceros, jornaleros, los cuales constituían el capital humano explotado, que hizo posible el desarrollo agrícola y ganadero.
De estos españoles patrones de Cata (Gabriel Mendoza, Manuel González, Doña Matía) se derivó el árbol genealógico de la Gonzalera de esta región y a la vez contribuyo por intermedio de la hacienda a la integración de un gran número de familias.
Con el fallecimiento de los patrones el sistema de hacienda inicia su debilitamiento y posteriormente su desaparición debido a dos factores principales como lo fueron el establecimiento de poblados dentro de los predios y la falta de preparación de los herederos para el mantenimiento de las haciendas en situaciones económicas adversas.
En 1776, hace su aparición en la región Antonio de La Torre y Miranda y fundó un poblado que llevó por nombre San Francisco de Asís, lo cual lo hizo como confirmación de su amistad establecida durante su permanencia en Cartagena con el obispo de esa diócesis Fray Joseph Díaz de la Madrid, religioso de la orden de San Francisco de Asís.
Este nombre no permaneció, ya que sus primeros moradores y vecinos involuntariamente conservaron el nombre de la hacienda (Ovejas) donde ellos encontraron los medios para satisfacer sus necesidades básicas. La tradición y la costumbre de sus habitantes se convirtió poco a poco en una ley que rige hasta nuestros días y es el nombre de nuestra población: Ovejas. El nombre asignado por el fundador quedo reducido a la parroquia la que también hasta nuestros días conserva su nombre, siendo el primer sacerdote Dr. Juan José de Villanueva que llego a Ovejas solo hasta enero de 1809.
Caso similares ocurrieron en poblaciones vecinas como Santa Catalina o el Ejido de San Juan, las cuales preservaron el nombre de las haciendas allí establecidas.
El término gaita es introducido al país por los Gallegos venidos de España en la época de la conquista, asemejando el sonido de nuestras suaras, fotutos o chuanas con los instrumentos aerófonos, sino en los de percusión conformando aires musicales y ritmos con el nombre de este en provincias como fue Zulia en Venezuela, Panamá y Cartagena; asimilando influencias europeas para adaptarlos a ritmos tradicionales de origen indígena y negroide enlazándolo por años en expresiones de nuestra cultural americana.
El reencuentro con estas modalidades musicales de Gaitas expresadas en otros países, nos llama la atención con el objeto de entrelazar patrones que generalicen e internacionalicen nuestra Gaita, Suara o Chuana, universalizando los matices y melodías de nuestros maestros y cultores gaiteros.