Apagaron nuestra voz

No concebimos ni aceptamos la forma violenta y rabiosa como truncaron el discurrir de nuestra historia social, el enorme daño cultural a nuestra institución y por su conducto a cada una de las agrupaciones, bailarines, gestores, comunicadores, simpatizantes, familiares, amigos y seguidores y mucho más al desarrollo de las actividades académicas a través de las cuales nuestro asociado Armando Luis Rivero Manjarres, de manera destacada, solidaria, desinteresada y animada, se brindó para forjar nuevos ciudadanos mediante la persevarancia en el reforzamiento de nuestros valores personales.

Con el vil asesinato de Armando Luis, la sociedad Ovejera pierde a un ser que en su desempeño personal lideraba espacios de diálogo, de concertación, de confluencia, de hermandad, generando iniciativas, promoviendo la construcción conjunta de un nuevo municipio lleno solidaridad, de arraigo por sus hermosos campos verdes, de amor por ver a su tierra natal retomando el liderazgo en la subregión montemariana, y por sobre todo, defender, promover y difundir nuestra identidad cultural en todos los espacios dispuestos para tal fin.

Festigaitas, ve partir a uno de sus más destacados alfiles, a una pieza de gran fundamento técnico, operativo y conceptual para el desarrollo institucional ya que por su gran capacidad de liderazgo y entrega logró escalar administrativamente desde los tiempos en que fue integrante del comité de publicidad, hasta la más honrosa distinción en el evento que es ser representante legal, pasando por el cargo como Secretario. Al tiempo que desempeñaba esos cargos de manera destacada, lideraba la preparación, edición y publicación de nuestra revista anual en los últimos 15 años, se forjó a pulso como Presentador Oficial y compartió escenario con otros de reconocida trayectoria en el oficio, organizaba y planificaba las temáticas a abordar en nuestro foro institucional con especial compromiso.

Conocía al dedillo los pormenores de las actividades a realizar en cada edición, tanto, que se anticipaba con otros asociados a posibles fallas operativas y tenía a la mano soluciones rápidas. Lideró la publicación del libro Chuana, la gaita de la América indígena que era un compendio de publicaciones anteriores de nuestra revista oficial y artículos de gran valía histórica, y, la grabación de CD musical para recoger no solo la historia de nuestra pasión gaitera, sino, complementarla con gran destreza y disponerla para las nuevas generaciones de músicos y danzantes.

Sus grandes preocupaciones eran los procesos formativos en nuestra Escuela de Formación Musical y Dancística “Francisco Llirene” y preparar a todos los asociados para realizar la transición generacional que permita como en un principio de nuestra historia institucional, rescatar, realizar, defender y preservar nuestra manifestación mediante un óptimo y ágil desempeño administrativo. La vida fue corta, el tiempo no se detiene y las circunstancias nos obligan a replantear tareas que nos permitan seguir construyendo el legado triétnico por el que Armando Luis trabajó toda su vida y con las que debemos honrar su memoria.

Paz en tu tumba, aqui en Festigaitas extrañaremos sus intervenciones y aportes.

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